lunes, febrero 11, 2008

Kodama, Borges y Bioy

En Chile

"Yo no separé a Borges de Bioy", afirmó María Kodama

Criticó el libro que revela confidencias del amigo del escritor

Lunes 11 de febrero de 2008 [Publicado en la Edición impresa de La Nación, Buenos Aires.]

SANTIAGO, Chile.- Su voz es suave al recordar al maestro con el que compartió su vida. Pero los decibeles suben para criticar a quienes siempre han cuestionado su relación con él y su rol actual como heredera de los derechos sobre su trabajo.

Invitada a Chile por su condición de directora de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, María Kodama participó en un encuentro con alumnos del Centro de Estudios de la Universidad de Stranford.

-¿Lo extraña?

-Claro que sí. Estuve toda mi vida con él. Fui su alumna cuando tenía 16 años; hace 21 que murió y continúo ocupándome de su obra y tratando de hacer todos los homenajes que puedo y de interesar a más gente en su lectura. Es la mitad de mi alma, pero no sé si lo extraño. Es una sensación muy rara. Yo siempre digo que todos los estudiantes, la gente común, que no es profesional de la literatura, que se acerca y me habla de él, son parte de un milagro secreto: la posibilidad de sentir que está vivo en una especie de cofradía que nadie intentó formar, pero que se da en diversas partes del mundo de manera natural. Es una sensación muy linda, muy dulce, muy especial.

-¿Cómo le gusta recordar al autor?

-No sé, porque está conmigo siempre y lo recuerdo sobre todo en las cosas que me decía, que eran divinas, y sobre todo en cómo nos divertíamos en los viajes. Hacíamos cosas muy, muy locas. No había rutina. Cada día era un disparate. Cuando yo empecé a viajar con él, me di cuenta de que era, en realidad, un aventurero.

-¿Qué dimensión de Borges intenta usted rescatar?

-Lo que yo trato no es rescatar. Su obra ya está instalada y no necesita de mí ni de nadie para instalarse. Intento hacer crecer el interés por la lectura, en un momento en que parece ser dejada de lado.

-¿Qué opina del libro Borges, de Bioy Casares?

-Lo que todo el mundo. Una cuarta parte del libro puede ser interesante y el resto, desgraciadamente, demuestra el resentimiento. Por ahí dicen que yo estoy furiosa. Yo no estoy furiosa de nada. Es decir: ¿a mí qué me interesa? Pero es una actitud muy negativa y muy cobarde esperar que otra persona muera para publicar algo, y que nadie pueda decir ni reclamar nada. No es fair play. Además, ves la envidia poderosa. Para una persona que escribe, el orden de las palabras en una oración y la intensidad que va dando para expresar algo con esas palabras desnuda a un escritor, más en este tipo de libros. Yo creo que todo el libro se resume cuando Bioy dice: "El crítico fulano de tal, con el pretexto de elogiar mi obra, la hunde, la cocina, la sancocha comparándola permanentemente con la obra de Borges". Ya con esas tres palabras está dicho qué es lo que él sentía: una inferioridad con respecto a Borges, porque son dos cosas diferentes y cada uno da en la pintura, en la escritura, lo que el destino, Dios o lo que sea le ha otorgado para dar. No hay por qué tener ese ensañamiento con ciertas situaciones de Borges. Me parece muy desleal, y creo que cualquier persona que lo lea puede corroborar esto que digo. Si vos tenés un amigo, confiás en él, me parece.

-¿Se refería Borges a Bioy en sus últimos años?

-Sí, ellos fueron muy amigos. Todo eso que dice que yo los separé... Nadie separa a nadie de nadie. La amistad, como el amor, como las relaciones de trabajo, sufre una evolución. Hay gente que evoluciona a la par y gente a la que la evolución la lleva a separarse. Entonces, la vida fue haciéndolo cambiar a Bioy y haciéndolo cambiar a Borges. Y a Borges no le gustaban algunas de las conductas de Bioy y a Bioy no le gustarían algunas de las conductas de Borges. Dicen los periodistas que yo niego la amistad: yo no niego nada. Simplemente, yo me atengo a que una persona de bien lea lo que él dice de su "amigo" y si le gustaría que lo dijeran de él, después de muertos él y el otro.

-¿Qué opina del trabajo de los periodistas?

-Yo he encontrado periodistas excelentes y gente que no merece el título de periodista, puesto que no cumple con su trabajo. Creo que la misión del periodismo es informar, y para informar es necesario hablar con unos y con otros, y no hacer una cosa unilateral y emitir opiniones sin fundamento.

-¿Qué pasará con los derechos sobre la obra de Borges cuando usted ya no pueda hacerse cargo?

-Ya está todo resuelto -dice, y se ríe-, así que no se preocupen.

-¿Es complicado lidiar con los comentarios referentes al interés que usted pudo haber tenido en que Borges muriera lejos de la Argentina?

-No, porque yo cumplí con lo que era el deseo de Borges, con lo que él quería. Mi conciencia está tranquila.

Por Jennifer Abate
El Mercurio de Chile/ GDA



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