Claude Lévi-Strauss cumplió 100 años
El 28 de noviembre, Claude Lévi-Strauss cumplió cien años de vida, un aniversario que Francia y muchos otros países festejaron para rendir homenaje a uno de los pensadores más importantes del siglo XX.
Fundador de la antropología estructural, Claude Lévi-Strauss revolucionó a través de su trabajo de campo y de su prolífica obra la manera de abordar los estudios antropológicos.
Etnólogo, antropólogo, filósofo y escritor, Claude Lévi-Strauss nació en Bruselas, Bélgica, el 28 de noviembre de 1908. Realizó sus estudios casi por completo en París y en 1931 se diplomó en filosofía. En 1935 viajó a Brasil donde, hasta 1938 dio cursos de sociología y etnología y realizó expediciones etnológicas en el Matto Grosso. El antropólogo brasileño Carlos Rodrigues Brandao explica: “Su trabajo principal, el estudio de las sociedades duales, lo hizo con grupos bororo y nambik-wara del Matto Grosso, sociedades divididas en dos o cuatro clanes que se intercambian mujeres y productos. Con esta base elaboró su estudio Las estructuras elementales del parentesco.”
De regreso a Francia, ante la amenaza nazi, Claude Lévi-Strauss, que es de origen judío, decidió exiliarse en Estados Unidos. En Nueva York frecuentó, entre otros intelectuales, al lingüista Roman Jakobson, quien lo inició en la lingüística estructural, disciplina que le serviría de base para su teoría de la antropología social. Sobre esto, subraya el antropólogo Philippe Descola, quien fuera discípulo suyo: “Creó un método totalmente nuevo de analizar los sistemas de parentesco que después extendió a otros fenómenos como la clasificación, la mitología, etc.”
En 1955 Claude Lévi-Strauss publicó Tristes trópicos, su libro más accesible al público en general. “Es una biografía intelectual. Se parece a las Confesiones de Rousseau o a los Ensayos de Montaigne. Habla de sí mismo pero no sólo por el placer narcisista sino como una reflexión general sobre la civilización occidental y el resto del mundo a principios de la segunda mitad del siglo XX. Es un testamento filosófico más que un libro de etnología y cualquier persona lo puede leer”, explica Descola.
Otro de sus trabajos más importantes, al lado de Antropología estructural, es El pensamiento salvaje, que publicó en 1962. “Es un libro extraordinariamente complejo, cuya tesis es muy sencilla: todos los procedimientos que utilizamos nosotros, supuestos seres racionales y modernos, se encuentran de otra forma en el llamado ‘pensamiento salvaje’. Es decir que nuestro pensamiento también es salvaje en muchos de sus modos.” Y el libro estudia, precisamente esos modos.
La importancia de la obra de Claude Lévi-Strauss en el pensamiento contemporáneo no deja lugar a dudas. “En Brasil se dice que se puede estar contra Lévi-Strauss pero no se puede pensar la antropología contemporánea sin pensar en Lévi-Strauss”, precisa Carlos Rodrigues Brandao. Sin embargo, su legado no es sólo científico sino también moral, como lo señala Philippe Descola: “Su reflexión moral tiene dos direcciones. Una crítica del etnocentrismo que él explicitó mostrando que hazañas técnicas o intelectuales que nos atribuimos nosotros occidentales se encuentran en formas comparables en sociedades humildes que han sido casi destruidas. Hay, pues, que relativizar nuestra arrogancia euro céntrica y pensar que las contribuciones de esas sociedades sin escritura forman parte de un patrimonio universal que hay que tomar en cuenta. El segundo aspecto es en cuanto al problema de la destrucción de la diversidad biológica.”
(Fuente: Radio Francia Internacional)
Etnólogo, antropólogo, filósofo y escritor, Claude Lévi-Strauss nació en Bruselas, Bélgica, el 28 de noviembre de 1908. Realizó sus estudios casi por completo en París y en 1931 se diplomó en filosofía. En 1935 viajó a Brasil donde, hasta 1938 dio cursos de sociología y etnología y realizó expediciones etnológicas en el Matto Grosso. El antropólogo brasileño Carlos Rodrigues Brandao explica: “Su trabajo principal, el estudio de las sociedades duales, lo hizo con grupos bororo y nambik-wara del Matto Grosso, sociedades divididas en dos o cuatro clanes que se intercambian mujeres y productos. Con esta base elaboró su estudio Las estructuras elementales del parentesco.”
De regreso a Francia, ante la amenaza nazi, Claude Lévi-Strauss, que es de origen judío, decidió exiliarse en Estados Unidos. En Nueva York frecuentó, entre otros intelectuales, al lingüista Roman Jakobson, quien lo inició en la lingüística estructural, disciplina que le serviría de base para su teoría de la antropología social. Sobre esto, subraya el antropólogo Philippe Descola, quien fuera discípulo suyo: “Creó un método totalmente nuevo de analizar los sistemas de parentesco que después extendió a otros fenómenos como la clasificación, la mitología, etc.”
En 1955 Claude Lévi-Strauss publicó Tristes trópicos, su libro más accesible al público en general. “Es una biografía intelectual. Se parece a las Confesiones de Rousseau o a los Ensayos de Montaigne. Habla de sí mismo pero no sólo por el placer narcisista sino como una reflexión general sobre la civilización occidental y el resto del mundo a principios de la segunda mitad del siglo XX. Es un testamento filosófico más que un libro de etnología y cualquier persona lo puede leer”, explica Descola.
Otro de sus trabajos más importantes, al lado de Antropología estructural, es El pensamiento salvaje, que publicó en 1962. “Es un libro extraordinariamente complejo, cuya tesis es muy sencilla: todos los procedimientos que utilizamos nosotros, supuestos seres racionales y modernos, se encuentran de otra forma en el llamado ‘pensamiento salvaje’. Es decir que nuestro pensamiento también es salvaje en muchos de sus modos.” Y el libro estudia, precisamente esos modos.
La importancia de la obra de Claude Lévi-Strauss en el pensamiento contemporáneo no deja lugar a dudas. “En Brasil se dice que se puede estar contra Lévi-Strauss pero no se puede pensar la antropología contemporánea sin pensar en Lévi-Strauss”, precisa Carlos Rodrigues Brandao. Sin embargo, su legado no es sólo científico sino también moral, como lo señala Philippe Descola: “Su reflexión moral tiene dos direcciones. Una crítica del etnocentrismo que él explicitó mostrando que hazañas técnicas o intelectuales que nos atribuimos nosotros occidentales se encuentran en formas comparables en sociedades humildes que han sido casi destruidas. Hay, pues, que relativizar nuestra arrogancia euro céntrica y pensar que las contribuciones de esas sociedades sin escritura forman parte de un patrimonio universal que hay que tomar en cuenta. El segundo aspecto es en cuanto al problema de la destrucción de la diversidad biológica.”
(Fuente: Radio Francia Internacional)
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