martes, marzo 20, 2007

Y ahora?


'Silent victims': What will become of Iraq's children?
Hundreds of thousands of Iraqi children no longer attend school. Many are forced to deal with mass displacement and killings of loved ones. Some are so shaken by the war, health experts say, they suffer from seizures and other mental health problems. "They killed my father and uncle in front of my eyes," one boy wept.
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lunes, marzo 19, 2007

Se sacaron las ganas

Lograron resolver el "E8", un complejo problema matemático planteado hace 120 años

Un equipo de expertos de Estados Unidos y Europa construyó de forma teórica una estructura de 248 dimensiones. Así dio respuesta al problema, que fue formulado con el fin de estudiar la simetría. Para los científicos, el hallazgo es comparable con el proyecto del Genoma Humano.

Un equipo de expertos resolvió un problema matemático centenario, construyendo de forma teórica una compleja estructura de 248 dimensiones llamada "E8". La fórmula, planteada sólo a través de computadoras, tiene un tamaño de 60 gigabytes y, según los expertos, de ser escrita en un papel cubriría un área del tamaño de Manhattan.

El problema de la estructura "E8" fue planteado en 1887 por el matemático noruego Sophus Lie para estudiar la simetría. "Las matemáticas casi siempre pueden ofrecer otro ejemplo que es más difícil que el que uno está estudiando, pero en el caso de los grupos de Lie, el 'E8' es el más complejo", aseguró David Vogan, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien participó del cálculo junto a otros 17 expertos de Estados Unidos y Europa.

El equipo de especialistas explicó que la solución fue planteada sólo de manera teórica, ya que resulta imposible llevarla a la práctica. "Es una abstracción matemática. Se pueden hacer algunos dibujos, pero una hoja de papel tiene solo dos dimensiones, por lo que nunca se verá el objeto real", dijo el investigador alemán Marc van Leeuwen, de la Universidad francesa de Poitiers.

Los matemáticos dijeron que resolver el problema fue un desafío gigantesco, comparable con el proyecto del Genoma Humano. "Este logro innovador es tan significativo como un avance en el conocimiento básico", estimó Jeffrey Adams, líder del proyecto y profesor de la Universidad de Maryland.

Fuente: agencias

[de Diario Clarín, de Buenos Aires]




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lunes, marzo 12, 2007

sobre izquierdas y derechas

About a quarter of the world drives on the left, and the countries that do are mostly old British colonies.
This strange quirk perplexes the rest of the world; however, there is a perfectly good reason.
Up to the late 1700's, everybody travelled on the left side of the road because it's the sensible option for feudal, violent societies of mostly right-handed people.
Jousting knights with their lances under their right arm naturally passed on each other's right, and if you passed a stranger on the road you walked on the left to ensure that your protective sword arm was between yourself and him.
Revolutionary France, however, overturned this practice as part of its sweeping social rethink. A change was carried out all over continental Europe by Napoleon.The reason it changed under Napoleon was because he was left handed his armies had to march on the right so he could keep his sword arm between him and any opponent.
From then on, any part of the world which was at some time part of the British Empire was thus left hand and any part colonised by the French was right hand.
In America, the French colonised the southern states (Louisiana for instance) and the Canadian east coast (Quebec). The Dutch colonised New York (or New Amsterdam). The Spanish and Portugese colonised the southern Americas. So The British were a minority in shaping the 'traffic'.
The drive-on-the-right policy was adopted by the USA, which was anxious to cast off all remaining links with its British colonial past
Once America drove on the right, left-side driving was ultimately doomed. If you wanted a good reliable vehicle, you bought American, for a period they only manufactured right-hand-drive cars.
From then on many countries changed out of necessity.
Today, the EC would like Britain to fall into line with the rest of Europe, but this is no longer possible. It would cost billions of pounds to change everything round.The last European country to convert to driving on the right was Sweden in 1967. While everyone was getting used to the new system, they paid more attention and took more care, resulting in a reduction of the number of road accident casualties.
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domingo, marzo 11, 2007

The University of Georgia

Research shows that rats are capable of reflecting on their own mental processes Students' spring break Michael Brothers Building

Research shows that rats are capable of reflecting on their own mental processes
A new study by researchers from the University of Georgia, just published in the journal Current Biology, shows that laboratory rats have ability to think about what they know or don’t know. It’s the first demonstration that any non-primate knows when it doesn’t know something, and it could open the way to more in-depth studies about how animals—and humans—think.



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martes, marzo 06, 2007

El primer argumento de Mario Vargas Llosa

La terrífica historia de un ojo morado

Gabriel García Márquez, el 14 de febrero de 1976, luego del incidente con Mario Vargas Llosa
Gabriel García Márquez, el 14 de febrero de 1976, luego del incidente con Mario Vargas Llosa Foto: Rodrigo Moya

Rodrigo Moya*

Tal vez Gabriel García Márquez sea el más popular de los mortales, porque es asombrosa la cantidad de gente que en una reunión o fiesta cualquiera se refiere al escritor como ''el Gabo", como si lo conociera de toda la vida o fueran primos hermanos del premio Nobel. Algunos hasta hablan de él como ''el Gabito", pero en más de una ocasión he descubierto a ciencia cierta que dicha familiaridad es ficticia, y que quienes lo tratan con tal confianza quizás lo han leído de cabo a rabo, pero nuca han cruzado una palabra con él.

Mi madre, Alicia Moreno de Moya, sí que podía referirse a Gabriel García Márquez y a Mercedes Barcha, su esposa, como amigos muy cercanos, y referirse a él como mi Gabito o Gabo de mi alma, y a Mercedes como Meche linda, o mijita linda, y en medio de cualquier diálogo soltar un ¡eh Ave María!, o unos más contundentes carajos y varios pendejos, que a veces eran de cariño, y a veces simplemente una especie de sustantivo o calificativo de difusas connotaciones.

Y es que Alicia era una colombiana de Medellín, una antioqueña de pura cepa, una auténtica paisa, como la definía el propio García Márquez. El y Mercedes la querían como una de los mejores representantes de la colombianidad en México, por allá a principios de los años 60 del siglo pasado, cuando lo conocí en aquella casa de mi madre que era una especie de embajada paralela de Colombia en México, cuando la oficial estaba ocupada por los militares de la dictadura en turno.

En alguna de aquellas fiestas de intelectuales y artistas de destinos aún inciertos, el tal Gabo no me cayó muy bien que digamos. En plena reunión él se tendió en uno de los largos sofás, la cabeza apoyada en el brazo acodado, y desde esa posición como de marajá aburrido sostenía escuetos diálogos, o emitía juicios contundentes o frases entre ingeniosas y sarcásticas. Estaban aún lejos Cien años de soledad y el premio Nobel, pero el paisano de mi madre se comportaba ya con una seguridad y cierta arrogancia intelectual que no a todos agradaba. Poco después leí La hojarasca, y luego Relato de un náufrago, y El coronel no tiene quien le escriba, y todo lo que escribiría a lo largo de los siguientes casi 50 años, y entendí entonces porqué aquel tipo de bigote y gestos como de fastidio y pocas pero contundentes palabras como de frases célebres, podía recostarse en el sofá en medio de una ruidosa tertulia y decir lo que le viniera en gana.

Por aquellas tertulias en la casa materna fue que tuve cercanía amistosa con García Márquez, con Mercedes y sus hijos adolescentes, Rodrigo y Gonzalo. Yo sí tenía el derecho de llamarlo Gabo, pero nunca llegué a llamarlo Gabito, pues de alguna manera lo he visto como un gigante al que no le van los diminutivos. Siendo fotógrafo y amigo, no le pedí alguna vez que posara para mí, y cuantas veces los visité en su casa fue sin la cámara en el hombro. Ahora tal vez me arrepiento.

Por eso, fue natural que el 29 de noviembre de 1966 el Gabo apareciera por mi apartamento en los Edificios Condesa para que le tomara algunas fotografías para ilustrar la solapa o la contraportada del libro que había terminado después de dos años de trabajo, y estaba ya en manos de los editores. Llegó acompañado de nuestro mutuo amigo Guillermo Angulo, quien había sido mi maestro, pero en esos años trabajaba como cónsul de Colombia en Estados Unidos. El saco que había escogido Gabo para aquella sesión era despampanante, y estuve tentado de sugerirle mejor una foto en camisa arremangada o prestarle una de mis chamarras, pero usaba la prenda con tal naturalidad que adiviné que la amaba y así las fotos se hicieron a su manera. La foto era para Cien años de soledad, cuya edición se preparaba en Buenos Aires. Pero nadie sabía, quizás ni él mismo, lo que ese título significaría en la historia de la literatura.

Casi 10 años después, el 14 de febrero de 1976, Gabriel García Márquez volvió a tocar el timbre de mi casa, ya por distintos rumbos, en la colonia Nápoles, para que le tomara otras fotografías. Esa vez lo notable no era el saco de cuadritos, sino el tremendo hematoma en el ojo izquierdo y una herida en la nariz, causada por el puñetazo que dos días antes le había propinado su colega y hasta ese momento gran amigo Mario Vargas Llosa.

El Gabo quería una constancia de aquella agresión, y yo era el fotógrafo amigo y de confianza para perpetuarla. Claro que pregunté azorado qué había pasado, y claro también que Gabo fue evasivo y atribuyó la agresión a las diferencias que ya eran insalvables en la medida que el autor de La guerra del fin del mundo se sumaba a ritmo acelerado al pensamiento de derecha, mientras que el escritor que 10 años después recibiría el premio Nobel, seguía fiel a las causas de la izquierda. Su esposa Mercedes Barcha, quien lo acompañaba en aquella ocasión luciendo enormes lentes ahumados, como si fuera ella quien hubiera sufrido el derechazo, fue menos lacónica y comentó con enojo la brutal agresión, y la describió a grandes rasgos: En una exhibición privada de cine, García Márquez se encontró poco antes del inicio del filme con el escritor peruano. Se dirigió a él con los brazos abierto para el abrazo. ¡Mario...! Fue lo único que alcanzó a decir al saludarlo, porque Vargas Llosa lo recibió con un golpe seco que lo tiró sobre la alfombra con el rostro bañado en sangre. Con una fuerte hemorragia, el ojo cerrado y en estado de shock, Mercedes y amigos del Gabo lo condujeron a su casa en el Pedregal. Se trataba de evitar cualquier escándalo, y el internamiento hospitalario no habría pasado desapercibido. Mercedes me describió el tratamiento de bisteces sobre el ojo, que le había aplicado toda la noche a su vapuleado esposo para absorber la hemorragia. Es que Mario es un celoso estúpido, repitió Mercedes varias veces cuando la sesión fotográfica había devenido charla o chisme.

Según los comentarios que recuerdo de aquella mañana, mientras ambas parejas vivían en París los García Márquez habían tratado de mediar los disturbios conyugales entre Vargas Llosa y su esposa Patricia, acogiendo sus confidencias. Como suele suceder, los consejos o comentarios de la pareja colombiana rebotaron hacia Vargas Llosa cuando éste volvió al redil y se reconcilió con su esposa. Y lo que sea que se hubiese dicho o sucedido, el caso es que el peruano se sentía gravemente ofendido, y su furia la resolvió de aquella manera expedita y salvaje. Guarda las fotos y mándame unas copias, me dijo el Gabo antes de irse. Las guardé 30 años, y ahora que él cumple 80 años, y 40 la primera edición de Cien años de soledad, considero correcta la publicación de este comentario sobre el terrífico encuentro entre dos grandes escritores, uno de izquierda, y otro de contundentes derechazos.

* Rodrigo Moya nació en Colombia en 1935 y se naturalizó mexicano. Es uno de los fotógrafos más importantes en la historia contemporánea. Entre su trabajo destaca la documentación de los movimientos guerrilleros, incluido un libro con material hasta aquel entonces inédito de fotografías del Che Guevara, y su colaboración con Salvador Novo en trabajos de crónica urbana



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domingo, marzo 04, 2007

Como lo anticipábamos hace más de una década...


En Estonia votan por internet
Los ciudadanos sólo necesitan una computadora capacitada para leer electrónicamente el documento de identidad, la firma electrónica y la contraseña.



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viernes, marzo 02, 2007

Study: Uninsured kids fare worse at hospitals



WASHINGTON — Hospitalized children who lack health insurance are twice as likely to die from their injuries as those with insurance, a new study reports.

Uninsured children also are less likely to get expensive treatment or rehabilitation and are discharged earlier, says the study by the health care advocacy group Families USA.

The report was sent this week to congressional committees that are considering ways to help some of the nation's 47 million uninsured people, including 9 million children, get coverage. A federal-state program created in 1997 that has insured more than 6 million children is up for renewal this year.

"The clear implication … is that when kids get sick or hurt, insurance matters," said Ron Pollack, executive director of Families USA. "As is true throughout our health care system, children without health insurance receive less and inferior care."

Representatives of two major hospital associations disputed the study's methodology. They said it failed to take into consideration the types of hospitals involved, clinical decisions made and details on each patient's condition. They said the sample size was small and the report was not peer-reviewed.

"I consider the study irresponsible because it is not sufficiently thorough," said Chip Kahn, president of the Federation of American Hospitals. "I'm worried that this will get people to focus on hospitals, rather than the kids."

The Families USA study comes from an analysis of government data for 2000 and 2003. The data were adjusted to control for age, health, severity of injury and other factors. Still, researchers said some factors could not be controlled.

J. Mick Tilford, associate professor at the University of Arkansas for Medical Sciences, said the data he studied for the Families USA report included 25,000 uninsured children with general injuries and 6,500 with traumatic brain injuries. Compared with insured children, he said, the uninsured had 327 "excess deaths" over two years.

Hospitals and their emergency rooms are often the only option for uninsured children and adults. They are supposed to treat patients regardless of ability to pay. Some costs eventually are paid by the uninsured, and some are passed on to other patients. In 2004, more than $25 billion in uncompensated care was borne by hospitals, according to the Kaiser Commission on Medicaid and the Uninsured.

Hospitals are "the last resort of care," said Molly Collins Offner of the American Hospital Association, which also disputed the study. "They're clearly covering patients who need care and can't afford to pay it."

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